Para agradar a Jesús, debemos ofrecer la Sagrada Comunión como la ofreció su misma humanidad. Jesús, antes de darse en comunión a los demás se comulgó a sí mismo para:
Jesús quiere que recibamos la comunión en su Voluntad como Él mismo la recibió, que realicemos todos los actos que Él hizo al comulgarse a sí mismo, repitiendo todo lo que hizo, uniéndonos a su humanidad, divinidad y a su Voluntad Santísima, de este modo encerraremos todo y Jesús encontrará las reparaciones de todos, daremos a Jesús a todos como Jesús se daba a todos y le daremos la gloria como si todas las criaturas lo hubieran comulgado.
El Corazón de Jesús se enternece cuando ve que la criatura, no pudiendo darle nada por sí misma que sea digno de Él, toma sus cosas, las hace suya, hace justamente lo que Jesús hacía y se lo da.
En un capítulo del Volumen 11 del "Libro de Cielo" (Diciembre 22 1916), Jesús le muestra a Luisa la felicidad que siente al ver que ella hacía lo que Jesús le había enseñado sobre el cómo debía recibirlo en la Eucaristía, y le dice que le ha renovado la felicidad que experimentó al comulgarse a sí mismo.
Por lo tanto, si las almas reciben a Jesús Sacramentado, Él repite los mismos actos que hizo al comulgarse, y renueva el fruto completo de su vida sacramental y se lo da a las criaturas, además encuentra en las almas gloria completa, contentos divinos, desahogos de amor... y le da alma la gracia de consumarse en su misma consumación.
Confrontar los siguientes capítulos de los escritos de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta:
» VOLUMEN XI, Noviembre 13 1915