¡Despierta, oh hombre! Despierta de ese letargo en el que tu voluntad te tiene atrapado. Basta que tú lo quieras, basta que tú digas a Jesús de todo corazón, con toda sinceridad que quieres vivir sólo de su amor, sólo de su Voluntad Divina y su divino fuego incendiará tu corazón y dulcemente te transformará con su calor vivificante, con su luz resplandeciente, con sus llamas abrasadoras.
¡Sentirás una vida nueva en tu corazón, sentirás que has vuelto a nacer; mas ahora en el espíritu, en el amor!
¡No te dejes engañar por los fantasmas de tu vida pasada que ya no existen, ni mucho menos por los del futuro que ni siquiera sabes si llegará!
¡Entra, arrójate en el mar inmenso del presente eterno de Dios!
En ese presente que no tiene pasado ni futuro.
En ese presente en el que Dios lo tiene todo bien ordenado.
En ese presente en el que la Divina Voluntad reina y domina soberana en todo y sobre todo.
¡No dejes que la duda te asalte, el amor de Dios es verdadero, es seguro, es sumamente verás!
¡Es infinito, eterno, omnipotente, omnisapiente!
¡Es de una ternura incomparable, de una dulzura inigualable!
!El amor de Dios es de lo único que podemos estar seguros; todo lo demás es sólo un sueño, una fantasía, y más aún, una verdadera pesadilla!
¡Deja que él encienda tu corazón y verás cómo las llamas del amor no sólo te consumarán, sino que saliendo de ti harán que más y más corazones se enciendan y se inflamen de amor! ¡No le hagas caso a aquellas cosas que quieren quitarte la certeza del amor de Dios!
¿Tienes algo que te turba, que no te deja en paz, que no te deja abandonarte totalmente al amor, a su Santísima y amabilísima Voluntad? ¡Ponlo en el Corazón de Jesús, échalo en el fuego inmenso de su amor, báñate en su Preciosísima Sangre y verás que todo se acabará, todo se transformará y se simplificará!
¿Tienes algo de qué arrepentirte? Ve, pide perdón y basta.
¡Basta ya! No te quedes pensando en el pasado!
Jesús todo lo ha borrado, todo lo ha cancelado; él, el Cordero de Dios que quita, que cancela, que borra el pecado del mundo; aquello que hiciste ya no te pertenece, ya no es tuyo, es de Jesús, él lo ha comprado a caro precio, el precio de su Sangre Bendita, el precio de cada momento de su vida sobre la tierra en el que no otra cosa hizo que amar a su padre por todos, que quemar y consumarlo todo en su amor.
¡Todo está rehecho, todo ha sido reparado, todo ha sido pagado; y él, la única cosa que te pide es que lo ames!
Escucha, pon atención y verás que en todo, en cada átomo, en cada circunstancia de tu vida, Jesús te dice:
«¡Hijito, hijito mío, te amo, te amo inmensamente, te amo infinitamente y eternamente te amaré!»